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Sirva este post para homenajear a nuestro admirado MAESTRO cocinero mallorquín Tomeu Esteva Jofre, mestre Tomeu, que falleció el 9 de agosto a los 90 años en Palma.
En la vorágine del boom del turismo hotelero y los restaurantes comerciales, intentó establecer con su ejemplo unos criterios de calidad y delimitó parámetros de la gastronomía tradicional con sus clases y publicaciones.
Fue un chef a la antigua, de hoteles de lujo y recetarios minuciosos.
Enormemente discreto, vindicó también la cocina modesta y popular de los fogones insulares y trabajó como un joyero los platos de la gastronomía internacional. Nunca ejerció en un restaurante propio, pero ha sido reconocido como maestro por generaciones de profesionales y empresarios de la restauración porque desde los años sesenta fue el profesor de la pionera Escuela de Hostelería de Mallorca.
Sus menús han sido repetidamente editados en suplementos de periódicos. Predicó la sinceridad en los fogones y la humildad en su vida social. Estaba curtido a la antigua, de acuerdo con los cánones marcados en su pueblo natal, Andratx, tierra de cocineros en la diáspora.
Cientos y cientos de profesionales originarios de Andratx dejaron muestras de su hacer en América y Europa los dos últimos siglos. Muchos retornaron con dejes en su habla e innovaciones gastronómicas. Aún hoy, en Francia y Sudamérica existen muchos establecimientos que crearon los emigrantes mallorquines que aprendían a guisar en las cocinas de los barcos y trabajaban en las tabernas de los puertos y, después, entraban en los circuitos de amistad de otros paisanos cocineros, sus antecesores.
Así crearon escuela y extendieron su fama. En este entorno aprendió Esteva, que a los 12 años entró en una cocina, en el modernista Gran Hotel de Palma. Estuvo en otro enclave histórico, también desaparecido como establecimiento de hospedería, el Hotel Mediterráneo, y pasó por el Alhambra y el Bahía Palace.
Entre 1967 y 1975 fue el jefe de los cocineros de la Escuela Sindical. Reclamado para grandes acontecimientos, Tomeu Esteva poseía una colección de más de 11.000 menús distintos, muchos de ellos históricos y raros. Su pasión por el estudio de los recetarios era proverbial, como recordar cómo cocinó una paella en el Ártico para promocionar los viajes a Mallorca.